lunes, 20 de julio de 2009

ORSOLINI Y LA FÁBULA DEL PERRO QUE TUMBÓ LA OLLA







Había una vez un perro que, husmeando en busca de comida, se asomó a la mesada de su amo y, olfateando por aquí y por allá, tumbó la olla con la comida del día. Armó un desparramo de aquéllos y se fue, moviendo la colita, porque los perros no silban. Desde ese día el saber popular generalizó sobre el arte de mandarse macanas y hacerse el desentendido con una definición a prueba de seseras escasas: de quienes se comportan con esas actitudes, se dice que "se hizo el boludo como perro que volteó la olla".

Hugo Orsolini no tiene cola (de perro), pero se manda macanas. Es el secretario de Aguas de la provincia. Y parece que se mandó una cuando se le ocurrió firmar una carta en la cual pidió a la Municipalidad local que "se detenga el proceso expropiatorio" de los terrenos que se van a destinar a las lagunas de retardo.

La historia está contada en todos los diarios de los últimos días, pero nadie dijo todavía que dice esa carta de Huguito, el cánido que volteó la olla en el comedor de Moreno 8. "El Ministerio no cuenta con partida presupuestaria, ni para la obra ni para las expropiaciones", dice Huguito.

Por si alguien no entendió alguna parte del "no hay plata", Huguito se lanza a una perorata en la que tras una sesuda exposición científico-técnica-urbanístico-acuosa (ampliá la foto y leé lo que dice la carta, no seas vago) insiste en que "plata no hay" y que por las dudas, tampoco hay técnicos disponibles para esas minucias de prevenir inundaciones en Rafaela, justo ahora que hay sequía van a venir con prevención de inundaciones estos rafaelinos que siempre andan mangueando y reclamando y encima lo votan al que te jedi...
El lunes los funcionarios del Ministerio de Aguas recibieron a una delegación de funcionarios rafaelinos, que no serán una luz a la hora de avivarse de lo que hay que hacer en Rafaela pero al menos están obligados a poner la trucha seguido por los barrios. Allí el secretario Hugo Orsolini se transformó en Huguito, el cánido que volteó la olla, se hizo olímpicamente el sota, miró la carta que había firmado, relojeó a sus compañeros de parranda socialista (Lacava dixit), puso cara de haber tumbado la cacerola sin querer queriendo y amagó con hacer bien los deberes, que en este caso es cumplir con la ley de expropiación.
Eso es lo que dicen que vieron los rafaelinos que anduvieron en esa reunión. Ya vamos a ver qué dice la otra parte de la cátedra cuando tengamos ocasión de preguntarles.
Mirá los documentos y enterate de que en la provincia no hay un "mango" partido al medio, al menos para Rafaela, y que todo el verso técnico-ingenierístico-medioambiental es para decir que no hay plata. Sólo para eso.

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