jueves, 27 de agosto de 2009

EL CLUB DE LA PELEA




La visita de campaña que hizo el gobernador de Santa Fe a Rafaela en la mañana del lunes estuvo a punto de convertirse en un escándalo político de proporciones. La foto muestra la llegada de Hermes Binner a las canchas de fútbol infantil del club 9 de Julio. Arribó junto al ministro de Aguas, Antonio Ciancio, a quien se ve en segundo plano a los abrazos con Omar Perotti, el intendente de Rafaela. Parecía que estaba todo bien, hasta que hubo que hablar de plata.
A Binner no le gustó que allí mismo, en las canchitas, lo esperara un grupo de trabajadores que pasaron a engrosar el lote de desocupados por el cierre de la pyme Lácteos San Juan, justo dos semanas después de que anunciara en la tribuna de la Rural un plan de apoyo a las pymes lácteas. Menos le gustó la presencia de tres dirigentes del club anfitrión, 9 de Julio, que le pidieron que intercediera para que la empresa constructora del Canal Norte -obra cuya recorrida trajo a Binner a Rafaela- reparara los daños producidos en las instalaciones.
En la charla con los dirigentes el gobernador cometió un blooper insólito para un hombre que se identifica como rafaelino. Confeso hincha de Atlético, Binner disparó a bocajarro: "¿este es un club nuevo?", preguntó, refiriéndose al decano de los clubes de Rafaela, que hace rato celebró su primer centenario.
Luego de la recorrida de rigor y llegó lo mejor. Unos vecinos se acercaron a Binner y Ciancio para tratar de obtener alguna precisión sobre el futuro de la obra de cloacas, donde la Municipalidad ya está recibiendo reclamos por unos 10 millones de pesos que debería pagar con fondos de la provincia.
Parece que a Binner no le avisaron que enfrente del Canal Norte están los barrios del Oeste. Nadie lo increpó ni le faltó el respeto en absoluto: fueron cuatro o cinco vecinos que simplemente hicieron algunas preguntas, ante la evidente incomodidad de los acompañantes del gobernador. Apareció en escena el impresentable ministro Ciancio, un especialista en irritar a la gente con sus desplantes, y Binner dio un discreto paso al costado para dejar el trabajo sucio de dar explicaciones a su ministro rottweiller.
Ciancio se terminó escapando y dejando al periodista Marcelo Arias con una pregunta en la boca, no sin antes decir que "quizás en el 2010 o 2011 terminemos de enviar los fondos", lo que dejó al secretario de Obras Públicas local, Daniel Ricotti, con ganas de tirarse adentro del entubado. Ciancio se escapó antes que los ingenieros de la obra le pidieran alguna parte de su cara para compararlo, en su consistencia, con el hormigón que volcaban en el canal.
Y el remate fue bajo las aspas del helicóptero de campaña del gobernador (que lo compró Obeid, para que vean que son todos iguales cuando tienen que usar los recursos del Estado para hacer proselitismo), lejos de los oídos periodísticos, cuando Hermes y Omar, sí, Binner y Perotti, se trenzaron en un cruce de reproches muy subido de tono.
Dicen los testigos del hecho que nunca vieron a un Binner "sacado" como el que se mostró en ese momento. Luis Peretti quedó "azorado" por la demostración del jefe, que hasta le recomendó a Perotti con mucha vehemencia (es decir, a los gritos) que se dedicara a pedirle plata a los Kirchner. "Esto es político: ustedes me piden plata para obras pero no votan la reforma tributaria y quieren sacarnos el fondo sojero", habría disparado Hermes, dirigiéndose a su contrincante, mientras el helicóptero movía las aspas y los pelos se le ponían de punta (a Perotti no porque es pelado).
Binner cree que los vecinos que le preguntan por las cloacas son punteros. Que los periodistas que lo consultan sobre su ex funcionaria Maria del Carmen Alarcón son pagados por Perotti (aclaro que no hice ninguna pregunta, no tengo nada que ver, no me peguen, soy el Gordo González). Que el "9" es un club nuevo y que los desocupados le piden cosas a él como si tuviera alguna responsabilidad.
Binner no explica cómo es que la Alarcón se fue del gobierno socialista con la misma velocidad de Latorre para firmar el despacho de comisión (¿es casual que hayan comenzado las "reuniones técnicas" con el gobierno nacional para ver cuánto le debe la Nación a la provincia?), no cuenta que a las cloacas de Rafaela ya le recortó el presupuesto (las 100 cuadras de pavimento gratis para Rosario firmadas este mes no tienen nada que ver con una preferencia especial) y quizás no las pague nunca.
Algún día se amigarán, vivirán felices y comerán perdices. Mientras tanto, los vecinos del Güemes y el Martín Fierro ruegan que no llueva...

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