Ronald, un delegado gremial, lo graficó bastante claramente: "Mahle debe preocuparse de conseguir clientes para lo que fabricamos, y dejar que nosotros hagamos lo que sabemos hacer, que es trabajar". La actitud de la multinacional alemana fue muy cuestionada en los últimos días, cuando resolvió suspender la actividad de la planta local a raíz de una protesta de trabajadores de su planta de Rosario, que llegaron hasta Rafaela para pedir que se paguen los sueldos del mes de julio.
La actitud de Mahle fue interpretada como una "apretada" al poder político nacional y provincial, para que se consigan respuestas a la situación planteada en Rosario. "Lo único que podemos decir es que esta empresa compró tres fábricas en Argentina y ya cerró dos", aseguraron los voceros gremiales que hablaron en una conferencia de prensa organizada por la CGT en la sede de la UOM, y que contó con la participación del presidente del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región, Oscar Parra, y del titular de la Comisión de Industrias del CCIRR, Diego Turco.
La actividad se reiniciará en la planta de Rafaela el próximo martes, luego que se solucionara el conflicto con los trabajadores rosarinos, al menos parcialmente. "No queremos comprarnos un problema de otros", dijeron los voceros empresarios, a su turno. Una cosa se sabe: Mahle no cosecha simpatías en Rafaela, luego que la empresa recibiera ayuda del Estado (subsidios REPRO para todos sus trabajadores) durante varios meses, luego de haber embolsado en las épocas de oro de las exportaciones verdaderas fortunas que fueron a engrosar las arcas de la multinacional alemana.
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