viernes, 21 de agosto de 2009

LA DROGA ESTÁ ENTRE NOSOTROS


Pibes del Zazpe o de los barrios más pobres aspiran pegamento a la luz del día. Hinchas de fútbol se pelean por la camiseta, pero comparten la pasión por los porros. Los de Atlético fuman en la tribuna; los de de Ben Hur del 17 de Octubre arman su "movida" en los campos de la ex laguna de Grossi; los de Sportivo prefieren las cercanías de la cancha del Barranquitas; los de Peñarol se reúnen en la plaza frente a la parroquia Santa Rosa; los del "9" se juntan enfrente del Hospital; y los de Ferro arman la previa en un terreno de Los Nogales ubicados detrás del estadio. Los de Quilmes seguramente no se quedan afuera de la "costumbre".
La marihuana pega fuerte en el fútbol, pero no es excluyente de otros sectores sociales. Por supuesto no falta la cocaína: la aspiran profesionales que ejercen la medicina o el Derecho (sí, aunque parezca mentira, hay médicos que toman merca, y por lo menos dos de ellos pasaron un mal momento hace algún tiempo en una quinta de las afueras de la ciudad, cuando uno se cayó a la pileta en pleno "vuelo blanco"), obreros metalúrgicos, amigos que se juntan a comer asados y muchachos cuarentones que salen a tirar una cana al aire a algún pub de moda.
Algunos quieren disimular el problema de la droga en Rafaela, pero es gravísimo. Por eso no debe sorprender que de vez en cuando la policía "descubra" algunos eslabones de la cadena de comercialización. Como vemos en las fotos, las bochas de marihuana estaban listas para la venta y los dealers no viven como reyes, sino en casas prefabricadas, de lajas, bien humildes.
Los que verdaderamente hacen el negocio están en otro lado, inalcanzables. Recordemos que hace pocos meses, en el barrio Amancay, cayó preso un señor al que le encontraron 250 mil pesos en efectivo y le detectaron la propiedad de ¡once! autos importados, entre ellos un Audi 4. Le debe haber fallado algún contacto, o no engrasó el engranaje adecuado. En su celular había llamadas que demostraban que este buen señor tenía en su lista de amigos a algunos policías de la Regional V, uno de ellos eyectado de su cargo luego del escándalo correspondiente, aunque nunca se supo si de verdad lo rajaron, si renunció o si lo hicieron a un lado con la promesa de impunidad para que no abriera demasiado la boca. El agente en cuestión vive como bacán en un barrio de quintas y del buen señor del Amancay nada se sabe, aunque amasó su fortuna en tiempo récord: hace menos de 10 años estaba preso por el asalto a mano armada a una constructora que por entonces estaba ubicada en el barrio Villa del Parque.
Sí, se desarticuló un engranaje menor de la cadena con los allanamientos del jueves. Parece que no es tan difícil, como quieren hacer creer algunos, llegar a los puestos de ventas. Hay muchos más, por supuesto. Pero si secuestraron 1,800 kg de marihuana y 600 gramos de cocaína, y esto es sólo una ínfima parte de lo que se comercializa en Rafaela... ¿cuántos adictos, pibes y grandecitos, tenemos en la ciudad? ¿Y cuánto falta para que la situación se vaya completamente de las manos de cualquier autoridad o del Estado, si es que no se fue ya? Preguntas inquietantes que no tienen respuesta pero pueden ayudarnos a reflexionar.

(Las fotos son gentileza de Marcelo Calamante - Diario Castellanos)

1 comentario:

  1. El progreso de las grandes ciudades llevan consigo cuestiones positivas y negativas.
    En el caso de Rafaela, quienes la habitamos parece no darnos cuenta (o no queremos darnos cuenta) de que ya somos una urbe de casi cien mil habitantes y no somos agenos a lo planteado.
    Somos una sociedad muy particular; asi como destacamos que llegamos a ser una ciudad ejemplo para el país por la fuerza trabajadora de cada uno de sus integrantes, somos hipócritas al no reconocer que ante ciertos problemas, en vez de afrontarlos, le damos vuelta la cara. Tanto impulso para tanto temas y tan desaprensivos para otros.
    Un aspecto positivo en una ciudad progresista del siglo XXI, es la instalación de los shoppings.
    Recuerdo que hace mucho tiempo el ex predio de Grossi fue indicado como el lugar ideal para la instalación de un centro comercial.
    Dirigentes, empresarios, y muchos habitantes daban muestra de la dualidad indicada: de la boca hacia afuera estaban orgullosos de ser una ciudad ejemplo para el país, pero por el otro se oponían a la creación de un espacio comercial que no prosperó quien sabe porqué "intríngulis" económico.
    Esta postura no resistió al avance de las "escenas de la vida posmoderna" (tituló su libro Beatriz Sarlo) y llegó el aporte capitalista de un grupo privado para que se finalice la nueva Terminal de Ómnibus a cambio de la instalación del primer shopping de la ciudad.
    Un aspecto negativo es el aumento en el índice delictivo concatenado con las drogas.
    Ahora, me pregunto: ¿como se soluciona el problema de la droga en Rafaela?; ¿tiene solución o deberemos someternos a las "generales de la ley"?.
    Más allá de los actores que entienden en la materia y que deben sancionar las normas y aplicarlas de acuerdo a su grado de responsabilidad pública, ¿debería despenalizarse el consumo de droga?; ¿se tendría que atacar a los grupos económicos que la comercializan?; ¿o seguir buscando a los "perejiles" que se encuentran entre los que la suministran y la consumen?.
    Lo cierto es que lo primero que deberíamos hacer es dejar de dar vuelta la cara ante un problema que ya está enquistado en nuestra sociedad y que no distingue clase social.

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