sábado, 29 de agosto de 2009

NUBES DE SAL, OTRO DESASTRE ECOLÓGICO EN LA ZONA DE MAR CHIQUITA





El viernes, en el marco de una cobertura periodística para la revista Nuestro Agro, estuvimos en Altos de Chipión, una localidad ubicada al Oeste de Brinkmann, entre el límite interprovincial con Santa Fe y Balnearia, sobre la ruta provincial 17, una zona muy cercana a la laguna Mar Chiquita.
La primera sorpresa al llegar, cerca del mediodía, fue la visualización de una marcada neblina, en un día de mucho calor, sol y viento, condiciones que no favorecen la formación de neblinas a esa hora. En realidad, se trataba de una nube de sal, originada en la orilla santiagueña de la laguna, y que por efecto del fuerte viento norte se esparció por cientos de kilómetros cuadrados de la provincia de Córdoba.
El fenómeno es igual al de una tormenta de tierra, sólo que mucho más permanente y en vez de tierra, lo que flota en el aire es sal. Sí, sal que proviene de las costas secas de la laguna, que alguna vez avanzó sobre poblaciones y campos inundando una vastísima región y destruyendo gran parte de la ciudad de Miramar. Al parecer, la gigantesca laguna ha entrado en un ciclo de retroceso y amplios territorios totalmente salinizados, antes ocupados por el agua, ahora quedaron expuestos al viento, que levanta la sal y la esparce por campos y ciudades.
Fuimos hasta la laguna y podemos atestiguar que se puede circular con vehículos por lo que hasta hace un par de años era laguna. Estuvimos en los restos de lo que fue una estancia y ahora es un páramo desértico, donde la sal está presente en todos lados y el viento la levanta reduciendo la visibilidad a unas pocas decenas de metros, como lo muestran las imágenes que acompañan esta entrada.
El espectáculo, por llamarlo de alguna manera, es deprimente. Lo bueno es que ya hay muchos investigadores y amantes de la naturaleza que están trabajando en la región para intentar consensuar políticas públicas que mantengan el ecosistema, por ejemplo con un adecuado manejo de la cuenca y de los afluentes de la laguna.
Hace unos años el avance de la laguna amenazó ingresar al territorio santafesino. Se habló hasta de la hipótesis de que el terremoto de Caucete, en 1977, hubiera movido las placas subterráneas abriendo una comunicación con napas y hasta con el océano, muy por debajo de la corteza terrestre, lo que no explica la extraordinaria salinidad del agua, muy superior a la de los mares.
Lo cierto es que hoy la preocupación es la bajante, que tiene como una de sus consecuencias la creación de nubes de sal que afectan a distintas regiones, según la dirección del viento. Podemos dar fe que luego estar un rato expuestos al viento en Altos de Chipión, se reseca el cabello y en la boca queda el mismo gusto salitroso que luego de un día de playa. Obviamente, esto afecta al interior de las viviendas, a los automóviles y perjudica a la producción agropecuaria, aunque todavía no está claro hasta qué punto puede hacerlo.
Las fotos muestran la ruta 17, 10 kms. al sur de la laguna, exactamente a las 13: la visibilidad es escasa. También la iglesia del pueblo y más arriba, partes de lo que era la laguna, con una visión fantasmal, entre las nubes de sal, de lo que fue una casa de campo arrasada por el agua.

1 comentario:

  1. Q bárbaro.

    No se como llegué hasta acá pero desconocía este tema. Es d publico conocimiento como estamos, y, como diria Pigna, *algo habremos hecho*. Esperemos entonces que los investigadores puedan lograr lo q se proponen.

    Un gusto leerlo.

    Saludos!

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